Gaiman: Té Galés y recuerdos de Lady Di
Ni bien llega la temporada de ballenas en la Península de Valdés, miles de visitantes llegan a Puerto Madryn para verlas. Un espectáculo único de la naturaleza... Imperdible... Pero, lo que no todos saben es que muy cerca de allí hay un rincón patagónico exótico y especial: Gaiman, tierra de galeses, llena de tradiciones, de las viejas y de las nuevas... En esta nota le contamos algunos datos que un viajero experto de la Patagonia debe conocer.
Gaiman es uno de los pueblos que se fundaron a partir de la llegada de los galeses a las costas patagónicas, a fines del siglo XIX.
Es un pueblo que parece detenido en el tiempo: calles con acequias que riegan una arboleda extraña para la Patagonia, construcciones trasplantadas de lejanas tierras, como las capillas que los colonos galeses construyeron a su llegada a este lado del mundo, y costumbres también venidas de lejos, como el tradicional té galés, acompañado por tortas y delicias de la tradición celta.
Entre tantas tradiciones queremos contarles hoy dos, una muy vieja, de los tiempos de la fundación, y otra muy nueva, surgida a partir de la visita de Lady Diana Spencer, que se suman a los atractivos que brinda en invierno esta región.
El 28 de julio de cada año se celebra la “Fiesta del Desembarco” o Gwyl Glaniad, cuyo centro son las capillas. Es una ceremonia comunitaria de la que participan los descendientes de los primeros pobladores y a la que se suman todos los habitantes del lugar y los ocasionales visitantes. Se sirve el té galés para todos y en los patios de las capillas se organizan juegos de diverso tipo, entre los que se cuentan los hípicos. Por la noche, un concierto de música tradicional cierra la jornada.
Por otro lado, desde hace muy poco, cada 31 de agosto ha comenzado a recordarse a la Princesa Diana de Gales, quien visitó el lugar y tomó el té en una de las tradicionales casas que lo sirven. Los propietarios del lugar han conservado de modo muy especial la vajilla que usó la Princesa aquel día, en una vitrina, junto con una foto suya y otros recuerdos de ese momento. El día 31 de agosto, fecha en la que la princesa murió trágicamente en París, se deposita allí, junto a esa vitrina, un ramo de rosas rojas en su homenaje.
Según la dueña del lugar, no se trata de un acto programado ni de algo que ellos quieran explotar, sino que la gente que sabe que ella estuvo allí ha comenzado a acercarse en forma espontánea y ha generado esta nueva costumbre.
El día que Lady Di visitó la casa de té Ty Te Caerdydd un coro de niños cantó un par de canciones galesas y luego ella conversó brevemente con ellos en inglés y le dio la mano a cada uno. Después, tomó un té con torta de frambuesas. Al retirarse, a pesar de que el personal de seguridad que la rodeaba había prohibido regalarle flores con espinas, ella se acercó a un rosal y sacó una rosa roja.
Esos pequeños gestos mostraban todo su encanto y simpatía, dones que no se olvidan y que hacen nacer estas “nuevas tradiciones”, un atractivo más para Gaiman, una pequeña aldea galesa en la Patagonia, que lo espera muy cerca de las ballenas y los pingüinos.
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